EN DOS PALABRAS



LA RED CÁNTABRA incluye en esta sección pequeños comentarios de actualidad, que pueden referirse tanto a cuestiones internacionales como nacionales, aunque predominarán probablemente los referidos a Cantabria. Se incluirán comentarios cada pocos días. Salvo que se indique otra cosa, el autor de los mismos es Gabino Santos. El lector puede dar su opinión en los Foros.

Comentarios anteriores


EL AMIGO INVISIBLE

(20-11-2005)

Se acercan ya las fiestas de Navidad, punto álgido en nuestra sociedad consumista, sociedad que, superándose a sí misma, cada vez nos crea más "obligaciones" por estas fechas.

En efecto. Si uno se remonta treinta años atrás, por ejemplo, recordará que prácticamente las Navidades se limitaban, dejando aparte las celebraciones religiosas y familiares, a tomar las uvas en Nochevieja y a los regalos del día de Reyes. Desde entonces, primero se extendió la entrega de regalos en Nochebuena por Papá Noel que, en teoría, sustituía a los Reyes pero que, en la práctica, supuso duplicar buena parte de los regalos. Se extendieron y popularizaron, también, las cestas de Navidad. Vino después lo de estrenar ropa interior roja el día de Nochevieja. Como tanta compra beneficiaba al comercio pero no a la hostelería, al cotillón de Nochevieja se añadió el de Reyes y, como estas celebraciones no alcanzaban a los restaurantes, se impuso la norma de que grupos de amigos, empresas, etc. celebrasen una comida o cena por estas fechas. El penúltimo invento, extendido estos últimos años, es "el amigo invisible" que, por si no lo sabe, consiste en realizar un regalo -por lo general, de poco importe- a un miembro del grupo asignado mediante sorteo anónimo. De este modo se compra algo para alguien al que, en condiciones normales, no se le hubiera regalado nada.

Como se ve, una "obligación" nueva cada poco tiempo. Digo "obligación" porque el sistema es tan perfecto que, puesto en marcha el "invento", se difunde rápidamente, a través de la publicidad y los medios de comunicación, y es asumido de tal modo por la sociedad, que es ella la que ejerce un control (el mismo que, en otros tiempos, señalaba, por ejemplo, a quien no iba a misa cuando se "debía" ir) sobre quienes no quieren ir por el camino marcado, que serán calificados de "antisociables" o de "raros". Los mecanismos de la sociología y la psicología de masas, al servicio del sistema.

Imagine, por ejemplo, que, dado que el importe estipulado para hacer el regalo del "amigo invisible" corresponde aproximadamente con lo que cuesta el apadrinamiento mensual de un niño del Tercer Mundo, uno propone sustituir el "amigo invisible" por la adopción por el grupo de uno o varios de estos niños. La reacción inicial del resto del grupo puede ser favorable pero, rápidamente, aparecen otras consideraciones: que si proponer eso es "mezclar churras con merinas"; que si con eso no se resuelve nada; que si lo que se quiere es "dar la nota"; etc.

¡Cuándo nos daremos cuenta de que si nosotros, en el mundo occidental, podemos comprar todo lo que compramos es, en gran parte, porque otros viven en la miseria más absoluta! La situación de unos y la de otros está relacionada. Todos somos churras y todos somos merinas, los que vivimos en Occidente y los que viven en el Tercer Mundo. No mezclar lo de aquí con lo de allá es lo que permite que la situación siga siendo la misma, o peor, hoy que hace 50 años. Lo mismo que decir que lo que yo haga no va a resolver nada. Como se dice, toda gran caminata comienza con un primer paso. Si yo doy ese paso y el de al lado se suma a él y el de un poco más allá también... Es una utopía, pero si todo lo que se va a gastar en Occidente en estas fechas este año se dedicara a combatir el hambre en el mundo, probablemente, fuera suficiente para acabar con él. Y para que, cuanto antes se pueda llegar a conseguir, hay que empezar por ese paso, por ese grano que no hace granero pero ayuda al compañero.

Porque, además, el auténtico amigo invisible es el del Tercer Mundo. Un amigo que apenas si levanta la voz para clamar contra nosotros. Un amigo que se conforma con enviarnos para acá, a recoger algunas de las migajas de nuestro mundo, a algunos de los suyos. Un amigo invisible porque ni nos acordamos de él. Quizás, si pensáramos que lo mismo que tuvimos la dicha de nacer donde nacimos podíamos haberlo hecho en el corazón de África, por ejemplo, y nos viéramos a nosotros en su piel y a nuestros hijos pidiéndonos comida sin tener qué darles, quizás, digo, dejarían de ser invisibles. Y quizás, en Occidente, tomáramos medidas antes de que estos amigos se cansen, den un golpe en la mesa, digan que hasta aquí hemos llegado y vengan a exigir por métodos menos pacíficos lo que se les niega desde hace tanto tiempo.

En el momento que usted ha empleado en leer este comentario unas seis personas han muerto de hambre en algún lugar del mundo. ¿Seguimos mirando para otro lado? ¿O "damos la nota", dando ya ese primer paso?

¿Que le parece este comentario? Opine en nuestro Foro