EN DOS PALABRAS

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Hay, sin embargo, alguna diferencia. La principal es que, como resultado del pacto, en Cataluña el presidente será el líder socialista mientras en Cantabria los socialistas accedieron a dejar la presidencia a Revilla. Esta diferencia se debe, probablemente, al gran interés personal de Revilla por ocupar ese cargo, lo que motivó que el P.R.C. limitara bastante las condiciones programáticas impuestas a los socialistas para pactar. Por contra, Esquerra Republicana ha preferido, por lo visto, imponer importantes condiciones a los socialistas catalanes que, aunque se quedan con la presidencia de la Generalitat, van a tener a Carod Rovira de segundo, dispuesto a no dejarles desviarse de lo acordado.

Entre ésto destaca la petición de una Agencia Tributaria catalana. Los catalanes quieren romper con el actual sistema de financiación autonómico y pretenden obtener para ellos algo similar al "cupo" vasco: ellos recaudarían en Cataluña todos los impuestos, ingresando a la Hacienda central una cantidad más bien simbólica en contraprestación a los servicios prestados por la Administración Central. Se quejan de que, con el actual sistema, están pagando más de lo que luego revierte a Cataluña en las inversiones de la Administración y de estar manteniendo con sus impuestos las que se hacen en Extremadura, Andalucía y otras regiones de España.

Probablemente sea cierto que Cataluña es una comunidad que paga más, hoy en día, de lo que recibe. Ahora bien, lo que no puede ser es que se pierda la visión temporal -histórica- de la situación. Cataluña recibió durante muchísimos años importantísimas inversiones de los gobiernos de Madrid, financiadas con los impuestos pagados en toda España. Cataluña ha sido siempre una de las comunidades mejor tratadas en cuanto a infraestructuras, contando con una red de autopistas cuando en gran parte del resto de España no había ni un sólo kilómetro. Cataluña se industrializó y desarrolló con el apoyo de los gobiernos de Madrid (por sólo citar un ejemplo, ¿cuánto invirtió el Estado, a través del I.N.I., en establecer la SEAT y en mantenerla cuando perdía millones de pesetas cada año? ¿de dónde salió el dinero más que del resto de España?). Cataluña, sin ir más lejos, se benefició de cuantiosas inversiones con motivo de las Olimpiadas de Barcelona de 1992, inversiones, financiadas con dinero de todos, que dieron, además, una imagen mundial a Barcelona de la que todavía hoy se beneficia.

No puede ser, por tanto, que después de estar durante décadas beneficiándose de los impuestos pagados en el resto de España, ahora, cuando corresponde devolver lo recibido y ayudar a las regiones que se quedaron atrás, se diga que es injusto el sistema para Cataluña y que hay que cambiarle. Cuando beneficiaba a Cataluña no era injusto pero ahora sí. No es, desde luego, una actitud propia de gente solidaria y, menos aun, de partidos que se proclaman de izquierdas. Claro que estos partidos, por mucho que digan, tienen menos "de izquierdas" que de "catalanes"; cantarán la "Internacional", pero no deja de ser un rito ya que no la ponen en práctica y les importa un comino el obrero manchego o el jornalero andaluz. Por eso, mal lo va a tener el P.S.O.E. a nivel nacional para "vender" el pacto catalán, cuando incluye cosas como la comentada.

Por lo demás, el pacto de Cataluña, como en su día el de Cantabria, va a tener un efecto muy beneficioso: la alternancia en el poder. Como ya se ha dicho aquí, es bueno que después de tantos años de gobierno del mismo partido se vea en la obligación de abandonarle para que no le patrimonialice como algo propio y se depuren posibles anomalías en el correcto funcionamiento de la Administración.

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