PROBLEMAS PARA DIEGO II: EL BALNEARIO

22 diciembre 2014

Pese a la comparecencia de Ignacio Diego, presidente de Cantabria, en el Parlamento para dar cuenta de su estancia en el balneario Las Caldas de Oviedo, pagada por la empresa Aquagest, la situación no ha variado mayormente. Políticamente, la oposición sigue acusando al presidente de mentir ("Cantabria no se merece un presidente que miente a los ciudadanos", Díaz Tezanos). Judicialmente, el Tribunal Supremo y el Tribunal Superior de Justicia de Cantabria han dictado providencias pidiendo a la fiscalía que indique si hay motivos para investigar y cuál sería el órgano competente para tramitarlo.

Como se sabe, la juez de Avilés María Elena González Álvarez, que investiga la supuesta comisión por la empresa Aquagest de un delito continuado de tráfico de influencias y otros de fraude y exacciones ilegales, y la de Lugo Pilar de Lara, que investiga la conocida como "Operación Pokémon", localizaron el pago realizado por dicha empresa de las estancias en el referido balneario de, entre otros, Ignacio Diego y Francisco Javier Rodríguez Argüeso. Por su condición de aforados, al ser actualmente presidente y consejero de Obras Públicas del Gobierno de Cantabria, mientras la juez De Lara hizo traslado de las diligencias al Tribunal Supremo, la juez González las envió al TSJC.

En concreto, Pilar de Lara explica en un auto que, para dilucidar si se trata de un hecho penal, «es preciso practicar gestiones a fin de averiguar si tales abonos se realizaron o no como contraprestación o agradecimiento».

La reacción de Ignacio Diego tuvo lugar el pasado día 9 mediante su comparecencia en Parlamento de Cantabria. En ella, tras afirmar su honestidad, dijo:

«Quienes me conocen, bien saben que mi compromiso con el trabajo es absoluto. Durante los años que llevo dedicado al servicio de los ciudadanos, apenas he disfrutado de vacaciones o periodos de descanso, o al menos no como son comúnmente concebidos. Solamente fines de semana, repartidos al cabo del año y algún viaje nunca superior a la semana, son las vacaciones que dedico a mi familia.

Por ello, casi todas las escapadas que realizo para desconectar de mi actividad pública se llevan a cabo en balnearios, u hoteles termales. Los cuales me permiten hacer un paréntesis por unas horas de la muy intensa actividad pública».

Puente Viesgo, La Hermida, La Toja y, sobre todo, el de Las Caldas de Oviedo, han sido destino de esas escapadas desde 2010. Y sigue:

«En todos los casos como acredita sin lugar a dudas la información que he mostrado, que puedo mostrarles y que pongo a disposición, insisto, de esta Cámara para quien quiera consultarla pueda hacerlo, el proceso que seguí fue siempre el mismo, primero realizar la reserva directamente por mí o por alguien de mi familia y siempre a mi nombre. Segundo detallar quien o quienes me acompañaban en ese viaje. Tercero, ofrecer como garantía de la reserva el número de mi tarjeta de crédito personal. Cuarto, abonar la factura por la estancia, servicios y consumiciones con la misma tarjeta de crédito, como garantía que se ofreció como garantía para la reserva, es decir, mi tarjeta de crédito personal».

«Qué sucede en el viaje que motiva mi presencia hoy aquí, se lo voy a contar con la misma transparencia pero con mayor precisión que las referencias que les he hecho anteriormente. El miércoles 4 de agosto de 2010 procedí personalmente a reservar dos habitaciones dobles para los días 13 a 16 de agosto en el hotel balneario de Las Caldas establecimiento al que había acudido en otras ocasiones anteriormente y que como he señalado antes, también visité con posterioridad a esta de 2010 hasta en dos ocasiones.

La reserva fue efectuada por mí y a mi nombre nueve días antes de acudir al balneario, aportando como garantía de la misma mi tarjeta de crédito personal, para acreditarlo tengo aquí una certificación extendida por D. Fernando Sánchez Vallina, que es el director del balneario de Las Caldas, que acredita como todo lo que voy a enseñar se corresponde con la verdad de los hechos».

Recordemos que en 2010, cuando ocurrieron los hechos, tanto Diego como Rodríguez Argüeso eran únicamente diputados regionales, sin ostentar cargos de gobierno.

Tras indicar que «ese fin de semana de agosto de 2010 a diferencia de otros en los que había viajado con mi mujer y mis tres hijas, acudí acompañado de mi esposa así como de Francisco Rodríguez y de su esposa», relata del siguiente modo lo sucedido al ir a pagar:

«El lunes 16 de agosto de 2010 final de nuestra estancia, ambos matrimonios nos dirigimos al comedor para desayunar y allí en una mesa y sin compañía desayunaba Henry Laiño, persona a la que había conocido por su relación con personas vinculadas a mi círculo de amistades personales, y en ese momento Director de la zona Norte de la empresa AQUAGEST.

Al terminar éste de desayunar se acercó a nuestra mesa para saludarnos y conversar con nosotros. Procedí a presentarle al Sr. Rodríguez y a su esposa y posteriormente salimos juntos del comedor compartiendo un rato de charla, tras la que nos despedimos para ir nosotros a disfrutar de las instalaciones balnearias antes de hacer los equipajes para regresar para Cantabria.

Cuando acudimos a realizar el trámite de salida del hotel y pagar la factura de nuestra estancia y la compra y consumiciones realizados durante ésta, todos ellos recogidos en la factura que antes les he mostrado, nos encontramos con que en la recepción del hotel nos indican, para nuestra sorpresa, que la factura ha sido abonada por el Sr. Henry Laiño, hecho que había acontecido sin nuestro conocimiento.

Es en ese momento cuando nos encontramos que un viaje reservado directamente por mí, garantizado con mi número de tarjeta de crédito, es pagado por una persona totalmente ajena de la que ni siquiera nos indica que actúa, como hemos podido saber recientemente, no a título personal sino a título de directivo de una empresa que es la misma que les he referido anteriormente, AQUAGEST.

¿Qué hice en ese mismo momento? Pues lo primero que hago es indicar a la empleada del hotel que nos informa del hecho que no puede ser y que agradecemos el gesto pero que no asumimos en modo alguno que nuestra factura sea abonada por alguna persona distinta a nosotros, a lo que nos responde que no puede hacer dado que había recibido expresa indicación por parte del Sr. Laiño, que además según esta chica nos indicó, era cliente habitual del hotel.

Solicito en ese momento que acuda una persona que un cargo jerárquico superior para saber si a través de ella puedo resolver una cuestión que nos resulta muy desagradable. La persona que acude en esa condición nos indica lo mismo, que ha recibido instrucciones anteriores a nuestra personación en la recepción, por parte del mencionado Sr. Laiño, de que corre con el coste de esta factura de nuestra estancia.

¿Cuáles son los pasos que realizo a continuación ante la tesitura que el hotel nos reitera que no puede atender nuestro deseo de hacer efectivo el pago? Pues intentar localizar al Sr. Laiño, del que no tengo su teléfono móvil para dar con él y exigirle rectifique este hecho.

Consigo su teléfono a través de la delegada de aguas del norte en El Astillero, empresa perteneciente a ese grupo AQUAGEST, de la que sí poseía el número de teléfono directo porque cuando era Alcalde de Astillero para solucionar cualquier incidencia en el servicio de aguas tenía que tenerlo siempre a mano. Ella me facilita el teléfono del Sr. Laiño y procedí de inmediato a llamarle.

Cuando este señor atiende mi llamada le indico que aunque agradezco su gesto no acepto su invitación y le ruego que de las directrices necesarias para que el hotel me permita pagar la factura tanto a mí como a Francisco Rodríguez.

El Sr. Laiño se negó de manera reiterada tantas veces como se lo solicité aludiendo a razones de cortesía, a que ese hotel era como su casa y a que todo caso cuando él fuese por Cantabria le correspondiese invitándole a comer; en definitiva negándose a aceptar mi requerimiento.

Y ante lo incómodo de la situación termino por desistir en gran parte porque creía haberlo intentado todo en ese momento y por otra, pues miren ustedes porque ni entonces ni después le concedí trascendencia alguna. Yo había acudido con mi mujer y unos amigos por voluntad propia a pasar un fin de semana y a descansar, asumiendo completamente los gastos derivados del mismo y además siendo muy prudente precisamente con esos gastos porque uno puede con lo que puede».

Y concluye afirmando que «Esto es exactamente lo que ocurrió el día 16 de agosto de 2010, la verdad de los hechos dicha por alguien que jamás faltaría a la verdad ante los cántabros».

Por los miembros de la oposición se cuestionó en esa comparecencia y, como decimos, se sigue haciendo después, la veracidad de las afirmaciones del presidente. El principal fundamento es el informe de la Policía, incorporado en uno de los sumarios, en el que se indica que las reservas fueron realizadas por la empresa Aquagest, lo que contradice la aseveración de Ignacio Diego, ratificada al parecer por un certificado del director del hotel, de que la reserva fue realizada personalmente por él. Acompañamos imagen del informe, obtenida de Facebook, relativa a la reservas de Diego y Rodríguez.

También se le ha criticado que hubiera afirmado previamente (con Comunicado de la Presidencia del Gobierno de Cantabria incluido), que «El presidente se ratifica en las manifestaciones realizadas a los medios de comunicación de Cantabria el pasado mes de junio sobre este asunto. El presidente se paga, como es lógico, sus propios viajes privados», cuando ahora ha reconocido que el de agosto de 2010 no fue pagado por él.

Como se sabe, Ignacio Diego fue alcalde del municipio de El Astillero entre 1995 y 2006.En dicho ayuntamiento la gestión del agua había sido adjudicada a la empresa Aguas del Norte, S.A. (integrada posteriormente en Aquagest) en 1988, siendo alcalde el miembro del Centro Democrático y Social Censuro Ayllón. En 1992, con Juan Antonio Maestro, del PSOE, en la alcaldía, fue nuevamente adjudicada a dicha empresa que ha seguido prestando el servicio desde entonces, habiéndole sido adjudicada en 2008 la concesión de la gestión por 25 años. Es posible que, aunque el presidente no hiciera mención a ello, durante su periodo en la alcaldía se llevara a cabo alguna renovación.